El
interplanetario viaje de Conito
Érase
un día en que Conito Saltarín estaba conversando junto a todos sus hermanos
conitos en el suelo del tranquilo bosque, ubicado en la zona central de Chile,
cuando llegaron unos hombres muy serios, que nunca habían visto antes.
Conito Saltarín, que era el más inquieto
y observador de todos, le dijo a sus
hermanos: «¡Qué raros son ellos!, ¡miran todo y anotan en sus libretas!» Los
demás conitos dijeron: «¡Sí!»
Los
conitos no sabían lo más importante: los hombres de quienes hablaban eran unos
científicos de la Nasa, que querían realizar un experimento con ellos para
lanzarlos en un cohete al planeta Marte y así saber qué ocurría con esas
semillas de pino en el planeta rojo. Después de hacer las observaciones, los
científicos recolectaron las semillas, incluyendo a Conito Saltarín, los
guardaron en una bolsa especial. Los conitos no entendían nada, sólo de un
momento a otro se vieron dentro de aquella oscuridad, sin cielo ni bosque.
Pasadas
unas horas, llegaron al centro de despegue en el desierto de Atacama. Allí
sacaron a los conitos de la bolsa y los depositaron al interior del cohete.
Todos los científicos estaban muy nerviosos por el experimento, ya que, como
siempre en Chile, algo falla. Mientras tanto, Conito Saltarín hacía gala de su
segundo nombre y saltaba como nunca para tratar de salir de ahí, pero todo era
en vano. Fue en esos instantes cuando el cohete logró despegar y todos los
conitos gritaban por el fuerte movimiento del ascenso.
¡No
puede ser!, ¡algo falló en el despegue! El cohete se desintegró cuando justo
llegaba a Marte. Los pobres conitos tuvieron suerte, porque gracias a la
astucia de Conito Saltarín y sus saltos, hizo que escaparan por un pequeño
orificio del cohete cuando éste comenzó a incendiarse y así pudieron salir
ilesos, pero quedaron dando vueltas por el espacio.
Conito
Saltarín, no contento con esto, siguió intentando saltar, cosa difícil en la
ausencia de gravedad, pero para él no hay imposibles. Después de mucho rato,
logró su objetivo: descubrir un nuevo lugar, que era Marte. Allí se encontró
con unos marcianos, quienes extrañados de su presencia, le preguntaron: «¿Quién
eres?» Él respondió, sin muchas expectativas de que le comprendieran, ya que
los humanos nunca lo hicieron, y les dijo: «Yo soy Conito Saltarín y vengo del
planeta Tierra. Los humanos me expulsaron a mí y mis hermanos, porque ellos son
tan egoístas que quieren el planeta para ellos solos.» Los marcianos, tan
conmovidos por el relato, decidieron adoptar a Conito Saltarín y a sus
hermanos.
(Cuento por Francisca Pérez).
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